viernes, 28 de septiembre de 2012

Mogadiscio, entre los búnkers y la playa

La ahora destrozada capital de Somalia debió ser una ciudad preciosa. ¡En serio! Echen un vistazo a esta postal:
 

Después de dos años viviendo y viajando por esta zona, no sería capaz de dar con una capital que aglutine algo comparable a la hermosa herencia arabesco-italiana de Mogadiscio. Las etíopes Lalibela o Gondar, la keniana Mombasa, la zanzibarí Stone Town, quizá... Ninguna ha sido la imponente ciudad que aseguran fue la Perla del Índico. Sólo sus restos ya impresionan. Y eso que las ruinas son de finales del siglo XX.

Masacrada entre unas cosas y otras de forma casi ininterrumpida desde 1991, Mogadiscio deja ahora entrever un intento de reconstrucción. Tímido, aún. Algo más veloz -afirman los residentes y la lógica- desde la expulsión de la milicia fundamentalista islámica Al Shabab de sus calles, hace ya más de un año.

Ahora, sin embargo, el mismo enclave de la postal tiene más o menos esta pinta:

Sorprendente que el arco, dedicado a Umberto Saboya, siga en pie

"Este país necesita un liderazgo honesto y fuerte. Si lo consigue, creo que Mogadiscio será en cinco años como Hong Kong o Tokio".

El autor de estas palabras no ha tomado drogas, o, al menos, no están a la vista en su despacho cuando vamos a entrevistarle. Se trata del alcalde de Mogadiscio, Mohamed Ahmed Noor. Da la sensación de que el tipo tiene ya bastantes tablas en entrevistas con plumillas extranjeros y sabe qué declaraciones nos gustarán y qué bromas nos harán reir. La conversación resulta de lo más divertida. Y como buena parte de las respuestas no cupieron en el texto publicado (enlazado ahí arriba), las dejo a continuación.

Noor emigró a Londres (como exiliado, "inmigrante legal", puntualiza) cuando la guerra comenzaba en Somalia, a principios de los noventa. Allí fundó una oficina de asistencia a los refugiados somalíes. También abrió un cibercafé. Y concurrió a las elecciones locales con el Partido Laborista, aunque los conservadores le arrebataron el cargo al que aspiraba.

"Estoy a favor del libre mercado. Yo era laborista en Londres, pero algunas ideas de los conservadores son buenas", apunta.

"¿Por qué volví? Es muy simple: nací y crecí en esta ciudad. Crecí aquí cuando Mogadiscio era una de las mejores ciudades sobre la faz de la tierra. Y mientras estaba aquí, creía que no podía haber una ciudad mejor que ésta. En 1996, Londres estaba muy sucia. Yo me decía: 'Mogadiscio es mucho mejor, más limpia'. Y me pasó lo mismo en otras ciudades de la Península Arábiga. 

Cuando vi lo que pasaba [en Mogadiscio] y que sus habitantes estaban sufriendo, me pregunté que qué podía hacer para contribuir a mejorar la situación y resultó que tenía que volver e involucrarme en la política somalí".

Pero durante casi dos décadas, el bueno de Noor, su mujer y sus seis hijos tuvieron que soportar el frío de Londres, en lo que considera "un entorno extraño".

Mira qué palmadica flamenca más maja que me voy a cascar...   Mohamed Ahmed Noor, por Dai Kurokawa/EPA


Nos habla de cucarachas (se puede ver en el vídeo enlazado al final de la entrada) y del pasado, presente y futuro que cree que tiene la ciudad que ahora dirige. Bueno, o no, porque como no sabe cuánto tiempo estará en el cargo, nos dice que no tiene un mandato muy claro.

En cualquier caso, relata Noor:

"Si retrocedemos más allá de agosto de 2011 [momento en que los radicales islámicos de Al Shabab se retiraron/fueron expulsados del frente de Mogadiscio], la ciudad estaba sumida en la oscuridad, había destrucción cada noche, bombas que caían sobre gente inocente mientras dormía, la gente tenía miedo y la gente perdió la esperanza. Pensaron que nunca sería liberado de las manos de Al Shabab. Todavía se puede ver en la gente el sufrimiento y el trauma de aquellos días. Sin hablar con ellos, sus rostros te comunicaban todo eso en aquel momento.

Los habitantes de Mogadiscio han estado en guerra durante los últimos ventiún años. Mucha gente está traumatizada. Si traes cien psicólogos descubrirás que el sesenta por ciento de la gente no está... muy bien.


Ahora verás que cada bar, restaurante u hotel está lleno de gente. Ahora la gente bromea y se ríe. Están reparando y rehabilitando sus casas. Antes podías oír fuego de morteros, pero ahora se escuchan martillos y clavos. La gente está regresando a la ciudad, mirando al futuro llena de esperanza. Eso es un cambio".

Como el descenso de la criminalidad que asegura se está consiguiendo:

"En Mogadiscio hay menos terrorismo que en Kabul, Islamabad o Bagdad. Ha habido rachas en las que en Mogadiscio no ha habido robos o asesinatos registrados durante 72 horas. En Londres no pasa eso, ni en Nueva York, ni en Río de Janeiro, ni en México DF. Mogadiscio no es como lo retrata la prensa. Es totalmente distinto".

Habría que preguntarle ahora por los atentados que se han cometido desde el nombramiento del nuevo presidente, Hassan Sheikh Mohamud, el pasado 10 de septiembre, obra de Al Shabab y de amiguetes suyos del mismo pelaje...

"Al Shabab solía ser un pez en el océano. Pero cuando Etiopía entró en Somalia [en 2006, apoyados por EEUU, para desalojar del poder a los islamistas moderados de la Unión de Tribunales Islámicos, que lograron estabilizar mínimamente el país] todo el mundo apoyó cualquier tipo de resistencia contra ellos [porque Etiopía es el vecino al que los somalíes tienen más ojeriza]

Mogadiscio es el corazón de Somalia. Si Mogadiscio se estabiliza, todo el país lo hará. Si hay un problema en Mogadiscio, todo el país lo tendrá. Al salir Al Shabab de Mogadiscio, significa que el resto caerá como el dominó: esto es el fin de Al Shabab".

¿Y cómo estabilizar Mogadiscio?

"Si tenemos infraestructuras, energía y agua limpia, los somalíes harán el resto. Son gente resistente. Nuestra responsabilidad es hacer eso. Por ejemplo, se podría hacer que las compañías eléctricas se junten, porque separadas pierden muchos recursos".

Me intereso por la futura planificación urbana de la ciudad, porque me estoy viendo ya horrendos rascacielos acristalados en pleno centro de Mogadiscio, al más puro estilo Nairobi:

"Eso es un problema: no puedo planificar porque no tengo un mandato [el expresidente Ahmed le designó en 2010].

Estambul es una ciudad preciosa y bien gestionada. Mucho más que otras ciudades europeas. Nos hemos hermanado con Estambul.

Le pedí al alcalde [estambulí], cuando le conocí, que enviara gente que preparara un plan maestro para Mogadiscio. Dijo que los enviaría en un mes, pero en una semana mandó catorce planificadores urbanos para observar y planificar la ciudad. Espero que creen un plan maestro. A través de él, corregiremos errores pasados. No queremos favelas ni campamentos de refugiados y es un problema que estamos tratando. 

Y si conoces a un millonario español, le podríamos ofrecer el Hotel Uruba [actualmente en ruinas y base de un contingente ugandés de AMISOM] y esa hermosa zona... "

Y de verdad que es una bonita zona, señor Botín

Ya puestos, ¿qué hay del futuro del país, señor Noor?

"Cuando empezó la guerra hubo una fuga de cerebros. Toda la gente preparada abandonó el país.

La diáspora contribuye [a la economía somalí] con 1.500 millones de dólares al año. Si conseguimos un gobierno sabio, que se aproveche y maneje adecuadamente eso, podríamos hacer grandes cosas. Es dinero sin condiciones, que no tienes que obtener del Banco Mundial y no tienes que pagar intereses, como si fuera del Fondo Monetario Internacional. Sin la diáspora este país no podría sobrevivir.

No me gusta la idea de los préstamos del Banco Mundial o del Fondo Monetario Internacional, porque no me gustan sus condiciones. Los somalíes de la diáspora volverán con experiencia y con capital".

Antes de despedirse, el alcalde nos pide a los periodistas españoles presentes que hablemos con "el jefe del Real Madrid" para que invierta en Somalia y cree futuras estrellas del balompié africano. Me da que más allá de un partido benéfico anual por causas vagas (en plan para los niños de África) no le va a sacar usted ni a Florentino ni al Papa.

Todos salimos de la sala con alguna cita de este hombre en la cabeza.

Hace poco, la Alianza Francesa de Nairobi acogió una exposición que mostraba el antes y el ahora de Mogadiscio, y que, seguramente, provocó tantos suspiros entre los somalíes que la visitaron como los que se deducen durante la entrevista con el alcalde. La grandeza perdida es fuente de anhelos y mitos, casi de manera inseparable. Y aun así, la capital todavía conserva grandes árboles en sus calles, que están asfaltadas casi a la perfección. Me aseguraron que apenas habían sido reconstruidas, pero la verdad es que cuesta creérselo, porque hay avenidas mucho mejores que las que se ven en Nairobi.



La imagen que podemos ver a través de los cristales del blindado es la de un Mogadiscio un tanto irreal, con un contacto limitadísimo con la calle.


Nota: hay MUCHAS vespas circulando por la ciudad

Esta web, Vintage Somalia, también muestra imágenes de cómo fue una vez el país. Ahora, sin embargo, es una mezcla extraña:

Farolas con energía solar

El Hotel Uruba, arrasado por completo...
Una vista de la que podría ser una ciudad costera musulmana cualquiera...

Y detalles que le hacen pensar a uno que la cosa está cambiando: ahora los coches circulan de noche con las luces encendidas sin ningún tipo de miedo a las emboscadas. Antes estaba prohibido y sólo se usaba el doble intermitente, si acaso. Es mi primera vez en la capital somalí, por lo que no manejo material pasado con el que poder comparar, pero una visita al puerto también hace pensar que hay un algo que está evolucionando en Mogadiscio. Para bien.

Y hacia el puerto vamos. Al doblar una curva, justo cuando nos están señalando el Mercado del Pescado a nuestra izquierda, entramos en una calle que me resulta enormemente familiar. Un momento, ¿ésta no es la de la famosa foto aquella de...?


Exacto.

El puerto es un jaleo de porteadores que se afanan en transportar de manera infatigable sacos de cincuenta kilos de cemento omaní a los cercanos camiones, que repartirán la mercancía sólo Alá sabe dónde. El carguero Baraaqwo (que significa "prosperidad", en somalí) no deja de descargar baraaqwo y nada más que baraaqwo. Porque el cemento, la reconstrucción, parece que se traducirá también en prosperidad.






También hay cientos de paquetes de pasta y latas de tomate a miles. Toda la mercancía procede de ahí enfrente: de la Península Arábiga.





"En agosto de 2011, sólo un barco con materiales de construcción, como cemento y madera, atracó aquí, mientras que el mismo mes de este año ya han llegado cuatro", asegura el subdirector del puerto, Abdiqani Osman Kabreto.

Decido perderme un poco a propósito y desemboco en un autobús de colección.



Y, al final del atracadero, en una hermosa vista.




Luego nos llevan a la playa del Lido. Ganas de bañarnos es poco, y no es para menos.

Copyleft para Júlia Badenes

Ahora aseguran que se llena los viernes. Como sucedía cuando era prácticamente una nueva colonia italiana...


Otra imagen de la exposición 'Mogadiscio: antes y después'

Hay un crío desnudo correteando muy a lo lejos hacia el agua. Más a mano nos queda el otro bañista que acertamos a ver en la desierta playa. Ya está entrada la tarde y es un día entre semana.

El joven del bañador azul, camiseta gris y guantes blancos (lo juro: llevaba guantes que parecían de esos exfoliantes) se llama Hussein Mohaled Ahmed.



Nos dice que lleva un año en Mogadiscio, y que es la primera vez que viene a darse un chapuzón. "Porque antes era peligroso. Pero seguro que volveré muchas veces", asegura. El lugar es precioso.




El día da para mucho, la verdad, y después nos conducen hasta el Parlamento. Un hemiciclo también destrozado y de cuya restauración se están haciendo cargo los turcos, que el año pasado llegaron a Somalia con un plan de reconstrucción bajo el brazo.



Pues sí, Somalia está un poco del revés...

Desde el tejado del Parlamento, mi amigo Abukar, un periodista somalí que trabaja ahora para la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM), me sitúa un poco. Ahí está el Mercado de Bakara, plaza fuerte de Al Shabab cuando combatían en Mogadiscio; ahí está la playa que acabamos de visitar; por allá queda el aeropuerto... Cuenta que todas las casas que rodeaban Bakara estaban agujereadas y que apenas se tenían en pie. Hoy, al menos por fuera y desde la distancia, parecen nuevas.

Bajamos de la azotea, pasilleamos un poco y salimos ante la fachada, a sentarnos a descansar en los escalones de la entrada principal. Al otro lado de la calle hay centenares de tiendas de desplazados internos. Un fotógrafo danés aparece con un trozo de tela azul. Es la maltrecha bandera somalí que ondeaba frente al Congreso, que se ha rasgado.


 


La fachada principal es lo único que se ve nuevo en el edificio. De momento, es lo único visible del trabajo de los turcos en la Asamblea.



De Turquía en Somalia hablé hace tiempo, y la verdad es que la historia daría para una tesis. Su bandera se puede ver casi en cada calle de la capital somalí (sea en carteles, pintada u ondeando), por no mencionar el aeropuerto, donde uno de cada tres nuevajerseys (se llaman asi, ¿no?) tiene fondo rojo y una media luna y una estrella blancas.



También me llama la atención la presencia italiana que queda allí. No lo conozco lo suficiente como para equipararlo a la que percibí en Etiopía, pero no deja de ser inquietante que el Arco del Trionfo Popolare o el que mostraba la postal del inicio de esta entrada, dedicado a Umberto Savoia, sigan en pie. Muchos ancianos todavía hablan el italiano que aprendieron en los tiempos de la colonia. Resulta curioso, cuando menos.

El viraje de la dinámica de la ciudad se ve muy claro en un hospital de la ciudad que nos llevan a visitar y que está gestionado -cómo no- por AMISOM. Allí, Dai Kurokawa, fotógrafo de la EPA, toma unas imágenes fabulosas. Como la que sigue:




Hemos ido en un día en el que se pasa consulta externa, así que podemos charlar con algunos pacientes tanto de Mogadiscio como de las zonas cercanas. También con el responsable del centro, que es un  ugandés que responde al nombre de Elias Biguma. Nos cuenta que, en 2011, se trataba de heridas derivadas de enfrentamientos armados a unas 750 personas a la semana. Ahora la cifra ronda el centenar, pero no son todos residentes de la capital, como antaño, sino que proceden de los alrededores, donde está el frente. Pero, en estos momentos, la mayor parte de heridos que acuden al hospital lo hacen por dolencias derivadas de accidentes de tráfico. Las explicación -señala Biguma- es fácil: "Ahora hay muchos coches". Muchos más de los que habría podido imaginar antes de llegar.

El hospital es, en realidad, la casa que un señor abandonó cuando empezó la guerra. "Volvió hace unos años y dijo que era su vivienda... así que ahora le pagamos un alquiler".



No todo son síntomas de mejoría. También, claro, hay bases militares, y vehículos blindados, y alambre de espino, y controles de seguridad, y sacos de arena y ametralladoras. Y montones de soldados. Pero la gente parece tan tranquila por la calle que resulta hasta sospechoso.


Ya de vuelta en Kenia, doy a luz a esta crónica: La reconstrucción de Mogadiscio, entre los búnkers y la playa. Va acompañada de un vídeo, que da idea, entre otras cosas, del tono en el que transcurrió la entrevista con el alcalde. También se puede percibir por qué soy periodista y no cámara de televisión:



El 9 de agosto, nuestro último día en Somalia, no saldremos de la zona del aeropuerto, controlada por AMISOM. Por eso, mientras atardece el día de antes, cuando atravesamos la ciudad de verdad volviendo de Afgoye, me subo a una de las escotillas del blindado para echarle un último vistazo. Como otros días antes, un grupo de chavales juega a fútbol en un descampado. O en lo que ahora es un descampado. Cruzamos un control y volvemos a estar en la burbuja expatriada hiperprotegida del aeropuerto.

Será un gustazo volver aquí en diez o quince años. Esperemos -como quería el alcalde- que entonces Mogadiscio sea más como Estambul que como Nairobi. Y que haya más playa que búnkers.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Gracias por haber compartido semejante gran post ...Africa es imponente y llena de historia ..masacrada por unos y apoyadas por otros..va tirando para adelante como puede...aunque no la dejan ni la dejarán por la Europa que se impone y por todos los demás ...sus políticos son todos corruptos y aniquiladores de sus pueblos ..sólo hay que ver como está Somalia ..terrible !!!o Etiopía y el Congo entre otros!!

sanbru dijo...

A veces es cierto eso de que una imagen vale mas que mil palabras. Genial comparativa del paso del tiempo por Mogadiscio con la postal y la foto actual.

Habra que ver como avanza la situacion economica mundial en estos 10 o 15 años, para poder vislumbrar como te encontraras la ciudad.

Javier Triana dijo...

A ver si se va recuperando y en unos pocos años se leen más noticias positivas de Somalia. Porque haberlas, vaya que sí las hay!